La
propagación del mensaje de la Divina Misericordia
El mensaje de la Divina
Misericordia quedó documentado en el diario en el cual Sor
Faustina escribió las revelaciones divinas y experiencias místicas,
junto con sus pensamientos más profundos, sus conclusiones y
sus oraciones. No es sino hasta después de su muerte, y muy
particularmente a raíz de la II Guerra Mundial, que el mensaje
de la Divina Misericordia toma relevancia y comienza a
extenderse al resto del mundo; no sin dejar de pasar, a partir
de 1959, por un período de prohibición a su culto por parte de
la Iglesia Católica, originado en las malas y confusas
traducciones del diario de Sor Faustina, cuyos originales eran
inaccesibles a la Iglesia por el régimen imperante en Polonia.
La prohibición quedaría
revocada en 1978 gracias a la intervención del entonces
Cardenal Wojtyla, tan sólo seis meses antes de ser nombrado
como el Papa Juan Pablo II. La revocatoria se produciría después
de conocerse el informe con los resultados del estudio teológico
ordenado por el Cardenal Wojtyla sobre documentos originales del
diario de Sor Faustina, estudio que tomó diez años en
desarrollarse.
El mensaje de la Divina
Misericordia llegó a los Estados Unidos en 1941, únicamente
tres años después de la muerte de Sor Faustina, por medio de
un sacerdote polaco, inicialmente escéptico a las promesas
contenidas en el mensaje de la Divina Misericordia, que huyó de
su país bajo la ocupación nazi y llegó a los Estados Unidos
después de un largo e increíble viaje por Lituania, Rusia,
Siberia y Japón. Él prometió que dedicaría el resto de su
vida a propagar el mensaje de la Divina Misericordia si lograba
llegar sano y salvo a la casa de los Padres Marianos en los
Estados Unidos, promesa que comenzó a cumplir tan pronto lo
logró. Ya en 1953, unos 25 millones de ejemplares de literatura
sobre la Divina Misericordia habían sido distribuidos por el
mundo entero. Este centro de divulgación puede ser accesado en
la dirección electrónica www.marian.org
Jesús
reveló a Sor Faustina que la propagación de la devoción a la
Divina Misericordia estaría acompañada de innumerables
bendiciones: "A
las almas que propagan la devoción a Mi misericordia,
las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege)
a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no
seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso"
(Diario,
1075).
El
Diario de Sor Faustina "La Divina Misericordia en mi
alma", así como una biografía más pequeña, escrita por
la Hermana Sophia Michalenko, ambas con declaraciones del Nihil
Obstat y del Imprimatur, las cuales certifican que
ambos libros se consideran libres de errores doctrinales o
morales, se encuentran disponibles en distintos lugares del país,
lo mismo que diversa folletería donde se detallan las formas de
devoción contenidas en el mensaje.
El
mensaje de la Divina Misericordia
En esencia, el mensaje de la Divina
Misericordia no es nuevo, es en realidad un recordatorio de lo
que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso
y que nos ama a todos sin importar la magnitud de nuestros
pecados; pero en este mensaje se llama a una comprensión más
profunda de que el amor de Dios no tiene límites, y que está
disponible a todos, especialmente al pecador más grande: "
(...) y cuanto más grande es el pecador, tanto más
grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario,
723).
El
mensaje señala claramente dos elementos esenciales en la devoción
a la Divina Misericordia: la confianza que hemos de tener en Jesús
y el compromiso de ser a su vez misericordiosos con nuestro prójimo.
Al respecto, Jesús revelaría a Sor Faustina: "(...)
Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia las almas
sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza.
Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites"
(Diario,
1602).
Asimismo:
"(...)
Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no
conseguirá Mi misericordia en el día del juicio. Oh, si
las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían
juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio" (Diario,
1317). Al
ser misericordiosos con nuestro prójimo nos convertimos en un
medio a través del cual la Misericordia de Dios fluye a los demás.
Jesús señaló a Sor Faustina que podemos ser misericordiosos
con el prójimo por medio de la oración, de la palabra y,
finalmente, de las obras; ya que, tal como Jesús le revelaría:
"(...)
porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" .
(Diario,
742)
A
su vez, el mensaje revela una serie de nuevas formas de devoción
a la Divina Misericordia, los cuales actúan como
"recipientes de misericordia" a través de los cuales
el amor de Dios puede derramarse sobre el mundo. Entre estas
nuevas formas de devoción figuran la veneración de la imagen
de la Divina Misericordia, la adoración de la hora de la Divina
Misericordia, el rezo de la Coronilla y de la Novena a la Divina
Misericordia, y la celebración de la Fiesta de la Divina
Misericordia.
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