Capítulo tercero: La imagen de la Divina Misericordia

 

8. Historia del cuadro

 

 

8.1 Un camino lleno de dificultades y sufrimientos

 

49  Cuando le dije al confesor (Nota: se refiere a la ocasión en que le dijo a su confesor sobre la petición de Jesús de pintar la imagen) recibí como respuesta que eso se refería a mi alma.  Me dijo: Pinta la imagen de Dios en tu alma.  Cuando salí del confesionario, oí nuevamente estas palabras:  Mi imagen está en tu alma (...)  Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección"(...)

 

51 Cuando dije a la Madre Superiora lo que Dios me pedía, me contestó que Jesús debía explicarlo más claramente a través de alguna señal.

 

Cuando pedí al Señor Jesús alguna señal como prueba de que verdaderamente Él era Dios y Señor mío y de que de Él venían estas peticiones, entonces dentro de mí oí esta voz: "Lo haré conocer a las Superioras a través de las gracias que concederé por medio de esta imagen".

 

52    Cuando quise liberarme de estas inspiraciones, Dios me dijo que en el día del juicio exigiría de mí un gran número de almas.

 

Una vez, cansadísima por las múltiples dificultades que tenía por el hecho de que Jesús me hablaba y exigía que fuese pintada la imagen, decidí firmemente, antes de los votos perpetuos, pedir al Padre Andrasz que me dispensara de estas inspiraciones interiores y de la obligación de pintar la imagen.  Al escuchar la confesión, el Padre Andrasz me dio la siguiente respuesta: "No la dispenso de nada, hermana y no le está permitido sustraerse a estas inspiraciones interiores" (...)

 

74  - 75  Desde el momento cuando una fuerza misteriosa empezó a apremiarme a que solicitara aquella Fiesta y a que fuera pintada la imagen, no puedo lograr la paz.  Algo me satura por completo y, sin embargo, me invade el temor de si sólo es una ilusión.  Estas dudas siempre venían de fuera, porque en el fondo de mi alma sentía que era el Señor quien traspasaba mi alma.  El confesor con quien me confesaba entonces me decía que existían casos de ilusiones, y yo sentía que aquel confesor parecía tener miedo de confesarme.  Era para mí un tormento.  Al haberme dado cuenta de que tenía poco apoyo por parte de los hombres, me refugié aún más en el Señor Jesús, en el mejor Maestro.  En algún momento, cuando me invadió la duda de si la voz que oía era del Señor, me dirigí a Jesús en un coloquio interior, sin pronunciar una palabra.  De repente alguna fuerza penetró mi alma , dije: "Si Tú eres verdaderamente mi Dios que estás en comunión conmigo y me hablas, Te pido, Señor, que esa alumna se confiese hoy mismo y esa señal me fortalecerá".  En ese mismo instante aquella muchacha pidió la confesión.

 

La Madre de la clase, sorprendida de su cambio repentino, no tardó en buscar a un sacerdote y esa persona se confesó muy arrepentida.  De inmediato oí en mi alma la siguiente voz: "¿Me crees ahora?"  Otra vez una fuerza extraña llenó mi alma, me reforzó y me fortaleció hasta tal punto que yo misma me asombré de haber podido dudar por un momento.  Sin embargo estas dudas siempre venían de fuera y eso me llevó a encerrarme aún más en mi misma.  (...)

 

125  Hasta aquí se pudo soportar todo.  Pero cuando el Señor me pidió que pintara esta imagen, entonces, de verdad, empezaron a hablar y a mirarme como a una histérica y una exaltada, y eso empezó a propagarse aún más.  Una de las hermanas vino para hablar conmigo en privado.  Y se puso a compadecerme.  Me dice: "Oigo hablar de usted, hermana, es una exaltada, que tiene algunas visiones.  Pobre hermana, defiéndase de ello".  Fue sincera aquella alma y lo que había oído me lo dijo con sinceridad.  Pero tuve que oír cosas semejantes todos los días.  Solamente Dios sabe cuánto eso me atormentaba.

 

152  Una noche estaba yo de guardia y sufría tanto en el alma por esta imagen que debía pintar, que ya no sabía qué hacer: los continuos intentos de hacerme creer que era una ilusión y por otro lado, un sacerdote me dijo que quizás a través de esta imagen, Dios quisiera ser adorado, por eso se debía procurar pintarla.  Pero mi alma estaba muy cansada.  Al entrar en la pequeña capilla, acerqué mi cabeza al tabernáculo y llamé, y dije: "Jesús, mira qué grandes dificultades tengo por esta imagen", y oí una voz que salía del tabernáculo:  "Hija mía, tus sufrimientos ya no durarán mucho tiempo".

 

154 Cuando era la adoración de las Hermanas de la Familia de María, al anochecer, con una de las hermanas fui a esa adoración.   Cuando entré en la capilla, la presencia de Dios envolvió mi alma en seguida.  Oraba así como en ciertos momentos, sin decir una palabra.  De repente vi al Señor que me dijo:  "Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día del juicio responderás de un gran número de almas".  Después de estas palabras del Señor cierto temblor y un temor entraron en mi alma.  No lograba tranquilizarme sola.  Me sonaban estas palabras: Sí, el día del juicio divino deberé responder no solamente de mí misma, sino también de otras almas.  Estas palabras se grabaron profundamente en mi corazón.  Cuando volví a casa, entré en el pequeño Jesús*, caí de cara al suelo delante del Santísimo Sacramento y dije al Señor:  "Haré todo lo que esté en mi poder, pero Te ruego, quédate siempre conmigo y dame fortaleza para cumplir Tu santa voluntad, porque Tú puedes todo, y yo no puedo nada por mí misma".

 

            *Nota: el “pequeño Jesús” es como llamaban las hermanas a una pequeña capillita ubicada en el primer piso de la casa de las hermanas, donde se guardaba el Santísimo Sacramento.

 

316 Una vez me visitó la Virgen Santísima ... me miró sonriendo cordialmente y dijo: "Vas a padecer ciertos sufrimientos a causa de una enfermedad y de los médicos, además padecerás muchos sufrimientos por esta imagen, pero no tengas miedo de nada" (...)

 

421  En víspera de exponer la imagen fui con nuestra Madre Superiora a ver a nuestro confesor.  Cuando en la conversación fue abordado el tema de esta imagen, el confesor pidió que una de las hermanas ayudara a trenzar guirnaldas.  La Madre Superiora dijo que Sor Faustina ayudaría.  Eso me alegró muchísimo.  Cuando regresamos a casa me dediqué en seguida a preparar los ramos verdes y con ayuda de una de las alumnas los transportamos.  Ayudó también una persona que trabaja cerca de la iglesia.  A las siete de la tarde estaba ya todo listo, la imagen estaba ya colgada; sin embargo algunas señoras notaron que yo iba y venía por allí, ya que seguramente más estorbaba que ayudaba, pues al día siguiente preguntaron a las hermanas "¿Qué cosa era aquella bella imagen y qué significado tenía?  Ustedes, hermanas, lo sabrán seguramente, porque ayer una de las hermanas la adornaba".  Las hermanas muy sorprendidas porque no sabían nada, todas quisieron verla y en seguida sospecharon de mí.  Decían: "Sor Faustina lo sabrá seguramente todo".

 

Cuando empezaron a preguntarme, callaba, porque no pude decir la verdad.  Mi silencio incitó su curiosidad; redoblé mi vigilancia para no mentir ni decir la verdad, porque no tenía permiso.  Entonces empezaron a mostrarme su descontento y reprocharme abiertamente:  "¿Cómo es posible que la gente de fuera lo sepa y nosotras no?"  Empezaron diferentes juicios sobre mí.  Sufrí mucho durante tres días, pero una extraña fuerza entró en mi alma.  Me alegré de poder sufrir para Dios y para las almas que habían obtenido su misericordia en esos días.  Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia de Dios en esos días, considero nada las fatigas y el sufrimiento aunque sean las más grandes y aunque duren hasta el fin del mundo, porque ellos tienen límite mientras las almas que se han convertido son salvadas de los tormentos que nunca tienen fin.  Experimentaba un gran gozo viendo a otros que volvían a la fuente de la felicidad, al seno de la Divina Misericordia.

 

 

8.2 La primera veneración en público

 

89  Sucedió que, tal y como el Señor había pedido, el primer acto de veneración a esta imagen por parte del público tuvo lugar el primer domingo después de la Pascua.  Durante tres días la imagen estuvo expuesta en público, y recibió la veneración pública porque había sido colocada en Ostra Brama, en un ventanal, en lo alto, por eso se la veía desde muy lejos.  Durante esos tres días en Ostra Brama fue celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el 19 centenario de la Pasión del Salvador.  Ahora veo que la obra de la Redención está ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor.

 

            (Nota: esta primera exposición en público fue realizada entre los días 26 y 28 de abril de 1935, en Polonia, gracias a las gestiones del Padre M. Sopocko, durante el triduo antes de las celebraciones de la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo.  La ceremonia coincidió con el primer domingo después de Pascua, que de acuerdo a lo solicitado por Nuestro Señor a Santa Faustina estaba llamado a ser la Fiesta de la Divina Misericordia.  El Padre Sopocko pronunció para la ocasión un sermón sobre la Divina Misericordia).

 

8.3 Los primeros pasos en la divulgación del Mensaje de la Divina Misericordia

 

1299  - 1300    27 de Septiembre de 1937.  Hoy, con la Madre Superiora, fuimos a ver a cierto señor donde se están imprimiendo y pintando estampitas de la Divina Misericordia, también las Invocaciones* y la Coronilla** que han sido ya aprobadas.  Habíamos de ver también la imagen más grande corregida***.  Es muy parecida, me he alegrado de eso grandemente.  Al mirar la imagen me traspasó el amor de Dios tan vivo que durante un momento no sabía dónde estaba.  Después de tratar este asunto fuimos a la iglesia de la Santísima Virgen María, oímos la Santa Misa durante la cual el Señor me dijo que gran número de almas se salvará por medio de esta obra.  Luego entré en un coloquio íntimo con el Señor dándole gracias por haberse dignado concederme la gracia de poder ver difundirse el culto de su insondable misericordia.  Me sumergí en una profunda plegaria de agradecimiento.  Oh, qué grande es la generosidad de Dios, sea alabado el Señor que es fiel a sus promesas...

 

            Notas:

 

*    Las letanías a la Divina Misericordia.

**  La Coronilla a la Divina Misericordia

*** Una copia del cuadro original, del pincel de Lucía Balzukiewiczówna, de la ciudad de Vilna, Polonia, a solicitud de los Padres Redentoristas.

 

1379  10 de noviembre de 1937.  Cuando la querida Madre me enseñó este librito en el cual están la coronilla y las letanías junto con la novena, pedí a la Madre que me lo dejara hojear.  Mientras lo hojeaba, Jesús me hizo saber interiormente que:  "Ya muchas almas han sido atraídas a Mi amor por esta imagen.  Mi misericordia actúa en las almas mediante esta obra". Supe que muchas almas han experimentado la gracia de Dios.


Hecho en Costa Rica

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Publicado por Sistemas Edenia Internacional - Costa Rica