8.
Historia del cuadro
8.1
Un camino lleno de dificultades y sufrimientos
49
Cuando le dije al confesor (Nota: se refiere a la
ocasión en que le dijo a su confesor sobre la petición de Jesús
de pintar la imagen) recibí como respuesta que eso se refería
a mi alma. Me dijo:
Pinta la imagen de Dios en tu alma.
Cuando salí del confesionario, oí nuevamente estas
palabras:
“Mi
imagen está en tu alma (...)
Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea
bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección"(...)
51
Cuando dije a la Madre Superiora lo que Dios me pedía,
me contestó que Jesús debía explicarlo más claramente a través
de alguna señal.
Cuando
pedí al Señor Jesús alguna señal como prueba de que
verdaderamente Él era Dios y Señor mío y de que de Él venían
estas peticiones, entonces dentro de mí oí esta voz:
"Lo
haré conocer a las Superioras a través de las gracias que
concederé por medio de esta imagen".
52
Cuando quise liberarme de estas
inspiraciones, Dios me dijo que en el día del juicio exigiría
de mí un gran número de almas.
Una
vez, cansadísima por las múltiples dificultades que tenía por
el hecho de que Jesús me hablaba y exigía que fuese pintada la
imagen, decidí firmemente, antes de los votos perpetuos, pedir
al Padre Andrasz que me dispensara de estas inspiraciones
interiores y de la obligación de pintar la imagen.
Al escuchar la confesión, el Padre Andrasz me dio la
siguiente respuesta: "No la dispenso de nada, hermana y no
le está permitido sustraerse a estas inspiraciones
interiores" (...)
74
- 75
Desde el momento cuando una fuerza misteriosa empezó a
apremiarme a que solicitara aquella Fiesta y a que fuera pintada
la imagen, no puedo lograr la paz.
Algo me satura por completo y, sin embargo, me invade el
temor de si sólo es una ilusión.
Estas dudas siempre venían de fuera, porque en el fondo
de mi alma sentía que era el Señor quien traspasaba mi alma.
El confesor con quien me confesaba entonces me decía que
existían casos de ilusiones, y yo sentía que aquel confesor
parecía tener miedo de confesarme.
Era para mí un tormento.
Al haberme dado cuenta de que tenía poco apoyo por parte
de los hombres, me refugié aún más en el Señor Jesús, en el
mejor Maestro. En
algún momento, cuando me invadió la duda de si la voz que oía
era del Señor, me dirigí a Jesús en un coloquio interior, sin
pronunciar una palabra. De
repente alguna fuerza penetró mi alma , dije: "Si Tú eres
verdaderamente mi Dios que estás en comunión conmigo y me
hablas, Te pido, Señor, que esa alumna se confiese hoy mismo y
esa señal me fortalecerá".
En ese mismo instante aquella muchacha pidió la confesión.
La
Madre de la clase, sorprendida de su cambio repentino, no tardó
en buscar a un sacerdote y esa persona se confesó muy
arrepentida. De
inmediato oí en mi alma la siguiente voz: "¿Me crees
ahora?" Otra
vez una fuerza extraña llenó mi alma, me reforzó y me
fortaleció hasta tal punto que yo misma me asombré de haber
podido dudar por un momento.
Sin embargo estas dudas siempre venían de fuera y eso me
llevó a encerrarme aún más en mi misma.
(...)
125
Hasta aquí se pudo soportar todo.
Pero cuando el Señor me pidió que pintara esta imagen,
entonces, de verdad, empezaron a hablar y a mirarme como a una
histérica y una exaltada, y eso empezó a propagarse aún más.
Una de las hermanas vino para hablar conmigo en privado.
Y se puso a compadecerme.
Me dice: "Oigo hablar de usted, hermana, es una
exaltada, que tiene algunas visiones.
Pobre hermana, defiéndase de ello".
Fue sincera aquella alma y lo que había oído me lo dijo
con sinceridad. Pero
tuve que oír cosas semejantes todos los días.
Solamente Dios sabe cuánto eso me atormentaba.
152
Una noche estaba yo de guardia y sufría tanto en el alma
por esta imagen que debía pintar, que ya no sabía qué hacer:
los continuos intentos de hacerme creer que era una ilusión y
por otro lado, un sacerdote me dijo que quizás a través de
esta imagen, Dios quisiera ser adorado, por eso se debía
procurar pintarla. Pero
mi alma estaba muy cansada.
Al entrar en la pequeña capilla, acerqué mi cabeza al
tabernáculo y llamé, y dije: "Jesús, mira qué grandes
dificultades tengo por esta imagen", y oí una voz que salía
del tabernáculo: "Hija
mía, tus sufrimientos ya no durarán mucho tiempo".
154
Cuando era la adoración de las Hermanas de la Familia de María,
al anochecer, con una de las hermanas fui a esa adoración.
Cuando entré en la capilla, la presencia de Dios envolvió
mi alma en seguida. Oraba
así como en ciertos momentos, sin decir una palabra.
De repente vi al Señor que me dijo:
"Has de saber que si descuidas la cuestión de
pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día
del juicio responderás de un gran número de almas".
Después de estas palabras del Señor cierto temblor
y un temor entraron en mi alma.
No lograba tranquilizarme sola.
Me sonaban estas palabras: Sí, el día del juicio divino
deberé responder no solamente de mí misma, sino también de
otras almas. Estas
palabras se grabaron profundamente en mi corazón.
Cuando volví a casa, entré en el pequeño Jesús*, caí
de cara al suelo delante del Santísimo Sacramento y dije al Señor:
"Haré todo lo que esté en mi poder, pero Te ruego,
quédate siempre conmigo y dame fortaleza para cumplir Tu santa
voluntad, porque Tú puedes todo, y yo no puedo nada por mí
misma".
*Nota: el “pequeño Jesús” es como llamaban las
hermanas a una pequeña capillita ubicada en el primer piso de
la casa de las hermanas, donde se guardaba el Santísimo
Sacramento.
316
Una vez me visitó la Virgen Santísima ... me miró
sonriendo cordialmente y dijo: "Vas a padecer ciertos
sufrimientos a causa de una enfermedad y de los médicos, además
padecerás muchos sufrimientos por esta imagen, pero no tengas
miedo de nada" (...)
421
En víspera de exponer la imagen fui con nuestra Madre
Superiora a ver a nuestro confesor.
Cuando en la conversación fue abordado el tema de esta
imagen, el confesor pidió que una de las hermanas ayudara a
trenzar guirnaldas. La
Madre Superiora dijo que Sor Faustina ayudaría.
Eso me alegró muchísimo.
Cuando regresamos a casa me dediqué en seguida a
preparar los ramos verdes y con ayuda de una de las alumnas los
transportamos. Ayudó
también una persona que trabaja cerca de la iglesia.
A las siete de la tarde estaba ya todo listo, la imagen
estaba ya colgada; sin embargo algunas señoras notaron que yo
iba y venía por allí, ya que seguramente más estorbaba que
ayudaba, pues al día siguiente preguntaron a las hermanas
"¿Qué cosa era aquella bella imagen y qué significado
tenía? Ustedes,
hermanas, lo sabrán seguramente, porque ayer una de las
hermanas la adornaba".
Las hermanas muy sorprendidas porque no sabían nada,
todas quisieron verla y en seguida sospecharon de mí.
Decían: "Sor Faustina lo sabrá seguramente
todo".
Cuando
empezaron a preguntarme, callaba, porque no pude decir la
verdad. Mi silencio
incitó su curiosidad; redoblé mi vigilancia para no mentir ni
decir la verdad, porque no tenía permiso.
Entonces empezaron a mostrarme su descontento y
reprocharme abiertamente:
"¿Cómo es posible que la gente de fuera lo sepa y
nosotras no?" Empezaron
diferentes juicios sobre mí.
Sufrí mucho durante tres días, pero una extraña fuerza
entró en mi alma. Me
alegré de poder sufrir para Dios y para las almas que habían
obtenido su misericordia en esos días.
Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia
de Dios en esos días, considero nada las fatigas y el
sufrimiento aunque sean las más grandes y aunque duren hasta el
fin del mundo, porque ellos tienen límite mientras las almas
que se han convertido son salvadas de los tormentos que nunca
tienen fin. Experimentaba
un gran gozo viendo a otros que volvían a la fuente de la
felicidad, al seno de la Divina Misericordia.
8.2
La primera veneración en público
89
Sucedió que, tal y como el Señor había pedido, el
primer acto de veneración a esta imagen por parte del público
tuvo lugar el primer domingo después de la Pascua.
Durante tres días la imagen estuvo expuesta en público,
y recibió la veneración pública porque había sido colocada
en Ostra Brama, en un ventanal, en lo alto, por eso se la veía
desde muy lejos. Durante
esos tres días en Ostra Brama fue celebrada con solemnidad la
clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el 19
centenario de la Pasión del Salvador.
Ahora veo que la obra de la Redención está ligada a la
obra de la misericordia que reclama el Señor.
(Nota:
esta primera exposición en público fue realizada entre los días
26 y 28 de abril de 1935, en Polonia, gracias a las gestiones
del Padre M. Sopocko, durante el triduo antes de las
celebraciones de la clausura del Jubileo de la Redención del
Mundo. La ceremonia
coincidió con el primer domingo después de Pascua, que de
acuerdo a lo solicitado por Nuestro Señor a Santa Faustina
estaba llamado a ser la Fiesta de la Divina Misericordia.
El Padre Sopocko pronunció para la ocasión un sermón
sobre la Divina Misericordia).
8.3
Los primeros pasos en la divulgación del Mensaje de la Divina
Misericordia
1299
- 1300
27 de Septiembre de 1937.
Hoy, con la Madre Superiora, fuimos a ver a cierto señor
donde se están imprimiendo y pintando estampitas de la Divina
Misericordia, también las Invocaciones* y la Coronilla** que
han sido ya aprobadas. Habíamos
de ver también la imagen más grande corregida***.
Es muy parecida, me he alegrado de eso grandemente.
Al mirar la imagen me traspasó el amor de Dios tan vivo
que durante un momento no sabía dónde estaba.
Después de tratar este asunto fuimos a la iglesia de la
Santísima Virgen María, oímos la Santa Misa durante la cual
el Señor me dijo que gran número de almas se salvará por
medio de esta obra. Luego
entré en un coloquio íntimo con el Señor dándole gracias por
haberse dignado concederme la gracia de poder ver difundirse el
culto de su insondable misericordia.
Me sumergí en una profunda plegaria de agradecimiento.
Oh, qué grande es la generosidad de Dios, sea alabado el
Señor que es fiel a sus promesas...
Notas:
*
Las letanías a la Divina Misericordia.
**
La Coronilla a la Divina Misericordia
***
Una copia del cuadro original, del pincel de Lucía
Balzukiewiczówna, de la ciudad de Vilna, Polonia, a solicitud
de los Padres Redentoristas.
1379
10 de noviembre de 1937.
Cuando la querida Madre me enseñó este librito en el
cual están la coronilla y las letanías junto con la novena,
pedí a la Madre que me lo dejara hojear.
Mientras lo hojeaba, Jesús me hizo saber interiormente
que: "Ya
muchas almas han sido atraídas a Mi amor por esta imagen.
Mi misericordia actúa en las almas mediante esta
obra".
Supe
que muchas almas han experimentado la gracia de Dios.
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