PRESENTACIÓN
Una
Fundación de Vida Evangélica
La Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana, como se
llama, nuestra Iglesia, está formada de Clérigos que son los Diáconos,
Presbíteros, Obispos, Cardenales, el Santo Padre el Papa y de Laicos que
son los religiosos no sacerdotes, religiosas, y todos los demás fieles:
hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, casados y solteros.
Entre todos
los miembros de la Iglesia unos se sienten llamados a vivir una consagración
más plena de toda su existencia por la profesión de votos o promesas,
asumiendo los Consejos Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia.
Existen entonces, laicos, solteros y casados, sacerdotes, que junto a los
religiosos y religiosas forman en la Iglesia lo que se denomina la Vida
Consagrada.
En el canon # 605 del Código de Derecho Canónico (Este es un
libro que contiene las leyes y normas de la Santa Madre Iglesia,
que todos estamos obligados a acoger fielmente como mandado por
Dios), la Iglesia da campo para la creación y aprobación de nuevas
formas de vida consagrada y el Papa Juan Pablo II, en su Exhortación
Apostólica: “Vita Consecrata”, en el # 62 habla sobre “nuevas formas de vida evangélica”. El
Señor Obispo de la diócesis de Tilarán, Monseñor Héctor Morera Vega,
a erigido canónicamente como una de esas “nuevas formas de vida
consagrada”, denominadas de “Vida Evangélica” a la Asociación
Carmelitana Teresiana de la Divina Misericordia.
DEFINICIÓN DE LOS CARMELITAS TERESIANOS DE LA DIVINA MISERICORDIA:
Fundamentados
en el espíritu de las
revelaciones privadas de Jesús de la Misericordia a Santa María Faustina
y enraizados a la doctrina y belleza de la espiritualidad del Carmelo
Teresiano, la Asociación de Vida Evangélica denominada Carmelitana Teresiana de la
Divina Misericordia, constituye un organismo de “Vida Consagrada”,
erigido, alabado, y recomendado por Monseñor Héctor Morera Vega, Obispo
de la Diócesis de Tilarán, en su primera etapa fundacional el quince de
octubre de mil novecientos noventa y siete, año de Jesucristo; en la
fiesta litúrgica de Santa Teresa de Jesús, nuestra Madre y en el
primer centenario de la muerte de Santa Teresita del Niño Jesús y
aprobado definitivamente, el quince de octubre del año dos mil del gran
Jubileo de los Jubileos y de la canonización de Santa María Faustina.
Nace a la vida diocesana como una respuesta del Espíritu Santo a las
necesidades urgentes que tienen los sacerdotes en el orden espiritual,
emocional, material, y pastoral.
1.
Fin primordial:
Busca
la santificación de sus miembros, por lo que ofrece a los fieles con
madurez personal y formación religiosa apropiados, la posibilidad de
consagrar sus vidas, en el corazón del mundo, al servicio de los
sacerdotes conforme con el espíritu de la devoción a la
Divina Misericordia y a la doctrina de Santa Teresa de Jesús, y
por medio de esta acción, obtener la experiencia y la espiritualidad que
favorezcan su propio crecimiento espiritual y el enriquecimiento de los
grupos apostólicos, pequeñas comunidades cristianas y parroquias a los
que pertenecen. Convertirlos en “Almas Víctimas” de Amor a Jesús en
el mundo y convertir sus hogares y lugares donde se desenvuelven en:
“Calvarios”, o sea en los sitios donde sabrán santificar lo que es
del mundo y obsequiar a Jesucristo lo que les duele e incomoda en
“encendido amor”.
2.
Espíritu:
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Penetrar el abismo infinito
del Amor Misericordioso y desde allí clamar misericordia, orando sin
cesar, arrepintiéndonos de nuestros pecados e intermediar con absoluta
confianza entre la tierra y el Cielo, con un corazón lleno de
misericordia, por todas las criaturas y el mundo entero.
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“Vivir en
obsequio de Jesucristo”, “meditando día y noche la ley del Señor y
velando en oración” (Cf. Regla de San Alberto de Jerusalén). En la
escuela de Santa Teresa de Jesús, nuestra Madre y de San Juan de la Cruz,
nuestro Padre, la oración no consiste sólo en las palabras con que
invocamos la misericordia de Dios, sino también todo lo que hacemos en
obsequio a nuestro Creador movidos por la fe y sin salirse del espíritu
de la contemplación. Nuestra
consagración tiene un lugar privilegiado para su realización y este es
el de nuestras ocupaciones diarias y corrientes, el de nuestros trabajos y
quehaceres cotidianos.
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3.
Carisma:
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Consagrarse por los sacerdotes, acompañarlos y asistirlos y por
medio de ellos llegar con un mensaje de misericordia al corazón de los
indiferentes y pecadores, dar consuelo a los que sufren, a los pobres, a
las familias desintegradas, a los jóvenes con problemas, a los enfermos y
moribundos. Orar por ellos, y convertir la oración en una forma de vida,
dedicada a amar, servir y tratar con misericordia a los “Otros
Cristos” de la tierra que son los sacerdotes.
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Rescatar y consolidar en el corazón del mundo, los valores
espirituales y las realidades sagradas. La praxis de la oración abre los
ojos del alma y posibilita ver lo que el mundo ya no quiere ni ver ni
valorar y que pertenece a la esencia misma de la Sagrada Tradición de la
Iglesia.
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4. Estilo de vida:
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Sustentado en la Misericordia misma, para nosotros y para el mundo
entero; en Santa Teresa de Jesús, su vida, su obra y su doctrina; en la
fidelidad a la Iglesia y el rescate del valor de los Sagrado, sobre todo
de los sacerdotes y de todo aquello que nos lleve a Dios en la sana
doctrina de la Santa Iglesia Católica.
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Su estilo de
vida está marcado por la confianza y el abandono en el Amor
Misericordioso de Dios; este espíritu necesariamente llevará
a descubrir el amor que Dios nos tiene y obligará a convertirse en
instrumentos vivos de la Misericordia para los demás, especialmente para
los sacerdotes y consagrados, para los pecadores y para los más
necesitados y marginados de la sociedad. La oración de contemplación,
experiencia personal, en soledad y silencio, no solo devela el misterio de
la Divinidad, sino que llama a valorar al ser humano como un sacramento de
Dios. Si se vive en medio del
mundo, los miembros saben
crear ese lugar de oración, de soledad y de silencio, procurándose
tiempos de desierto. “Solo hay una cosa importante, la única: dejarse
invadir por Dios” e impregnar las realidades del mundo
de su Santidad.
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El amor entrañable a la Santísima Virgen María es invitación
constante para imitarla en sus virtudes, sobre todo en la santificación
del mundo desde el mundo a través del ejercicio continuo y creciente de
la buena convivencia cristiana: en el seno de la familia, el barrio, el
lugar de trabajo, en los grupos apostólicos y pequeñas comunidades
cristianas, en la parroquia, etc; en
su apertura a cumplir la voluntad de Dios ofreciéndose generosamente a la
caridad fraterna y al celo por las almas; pero sobre todo la Virgen ocupa
un lugar privilegiado en cuanto que, ella es el lugar de encuentro con
Dios, para los que poseen el espíritu carmelitano.
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En la devoción a la Divina Misericordia; en el amor y la adoración
a Jesús Eucaristía; en la devoción a la Santísima Virgen María del
Monte Carmelo y en la Doctrina espiritual de los grandes Santos de la
Iglesia, en especial de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Santa
Teresita del Niño Jesús, doctores de la Iglesia; de Santa María
Faustina, Santa Teresa de los Andes y la Beata Isabel de la Trinidad, la
Asociación encuentra la fuente de inspiración y el crecimiento sólido
para levantarse y consolidarse en el futuro inmediato.
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5.
Apostolado:
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Orar por los sacerdotes, acompañarlos y asistirlos.
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Hacer conciencia en los demás laicos de la obligación que tenemos
de amar a los sacerdotes como pastores y padres que son de todos.
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Que quienes están más
cerca de los sacerdotes los ayuden en lo posible, por la oración y de
obra, a fin de estos puedan superar mejor sus dificultades y cumplir más
fructuosamente sus deberes. (cf. Con. Vat. II, Presbiterorum Ordinis, 9 ) .
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La promoción urgente de la dimensión espiritual de la Iglesia. El rescate de los
valores sagrados es en esencia lo principal de nuestra razón de ser; de
allí nuestra mirada a lo Eterno; nuestra búsqueda de la santidad;
nuestro amor a la Iglesia y sobre todo a los sacerdotes; y nuestro
compromiso con lo temporal y
con todo el proceso de evangelización, principalmente con la justicia
social, desde el fundamento básico de las “Verdades Eternas”.
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Abierta a toda la Iglesia y en el espíritu de la Nueva Evangelización,
la Asociación quiere convertirse en un granito de arena más que ayude a
levantar el gran edificio del Reino de Dios que la querida Diócesis de
Tilarán realiza de cara al tercer milenio. Porque valora las múltiples
actividades que sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos hacen gastándose
en esta empresa divina, cree en la necesidad de acompañar el proceso de
evangelización sobre todo
con la oración, porque está convencida que se logra más orando que
haciendo, aunque no deja pasar la oportunidad de hacer cuando esta se
presenta ya que la auténtica secularidad está en saber rescatar y
presentar al mundo los valores que dignifican al hombre y a la mujer de
hoy. Todo lo anterior entendida la vida
de consagración in saeculo et ex saeculo, en el mundo y para el mundo.
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DE LA CASA
DE LA REINA Y HERMOSURA DEL MONTE CARMELO
(Sede de la
Institución)
La
institución posee una casa y ermita que sirve de sede y de residencia del
equipo motor, encargado de difundir el carisma propio. Sirve también como
lugar de encuentro entre los miembros y fieles de la diócesis que quieren
recibir formación catequética y tener una experiencia de oración e
intimidad con el Señor. La Ermita ha se ha convertido en “Santuario”
de Jesús de la Misericordia, único en su género en el país. Esta sede
ha sido aprobada y bendecida por decreto por el Señor Obispo de la Diócesis
de Tilarán junto con todo el Clero, la sede Central de la Asociación de
Vida Evangélica Carmelitana Teresiana de la Divina Misericordia está
ubicada en Nuevo Arenal de Tilarán, Diócesis de Tilarán, Costa Rica.
La
sede es llamada: “Casa de la Reina del Monte Carmelo”. Consta de tres
casas totalmente independientes donde reside el Director General y un
equipo de personas miembros de la Asociación de vida semi-contemplativa
según el espíritu de Santa Teresa de Jesús y las disposiciones de Jesús
en una revelación privada a Santa María Faustina sobre una nueva
congregación que deseaba que fuera fundada. También en la sede existen
salones para las actividades con los asociados y consagrados y una
Capilla- Santuario de la Divina Misericordia, que cumple con ser un lugar
sagrado desde donde se difunde la Devoción a la Divina Misericordia. Esta
casa se ha adquirido con trabajo y pequeñas donaciones de los miembros,
es un lugar pobre, que nos compromete a darle mantenimiento en miras al
futuro de la misma Asociación.
Publicado por
Sistemas
Edenia Internacional - Costa Rica |