Carmelitas Teresianos de la Divina Misericordia
Diócesis de Tilarán, Costa Rica


 

 
ALMAS VÍCTIMAS POR AMOR A LOS SACERDOTES

¿QUIÉNES SOMOS? 

Fundamentados en el espíritu  de las revelaciones privadas de Jesús de la Misericordia a Santa María Faustina y enraizados a la doctrina y belleza de la espiritualidad del Carmelo Teresiano, la Asociación  de Vida Evangélica denominada Carmelitana Teresiana de la Divina Misericordia, constituye un organismo de “Vida Consagrada”, erigido, alabado, y recomendado por Monseñor Héctor Morera Vega, Obispo de la Diócesis de Tilarán, en su primera etapa fundacional el quince de octubre de mil novecientos noventa y siete, año de Jesucristo; en la fiesta litúrgica de Santa Teresa de Jesús, nuestra Madre y en el  primer centenario de la muerte de Santa Teresita del Niño Jesús y aprobado definitivamente, el quince de octubre del año dos mil del gran Jubileo de los Jubileos y de la canonización de Santa María Faustina. Nace a la vida diocesana como una respuesta del Espíritu Santo a las necesidades urgentes que tienen los sacerdotes en el orden espiritual, emocional, material, y pastoral.

No se trata de formar más grupos ni de poner más trabajo a miembros y sacerdotes.

Se trata de ofrecer una espiritualidad y desde allí iluminar

El Señor te llama incesantemente a que le entregues todo tu ser y le des el lugar que a Él le corresponde en tu vida. Él mismo te invita a consagrarte totalmente y ser en el mundo testigo de su amor, sin importar tu condición de vida: casado o soltero, hombre o mujer.

Existen dos formas de consagrarse: desde tu corazón como una  pequeña estrella  o perteneciendo a un instituto de Vida Consagrada dando luz a la Iglesia como da luz la luna a la tierra en las noches.   ?  

Jesús le reveló a Santa Faustina:

“Mira al cielo. ¿Ves la luna y las estrellas?. Aquellas estrellas son las almas de los cristianos fieles (o sea, buenos pero simples cristianos), y la luna son las almas consagradas. ¿Ves la gran diferencia de luz que hay entre la luna y las estrellas?, igual de grande es en el cielo la diferencia entre un consagrado y un cristiano fiel”. (Diario 424)

Entonces, según las palabras del mismo Señor, no es igual sentirse consagrado por llevar una vida fiel, que ser verdaderamente consagrado perteneciendo a un instituto de vida consagrada y por la emisión de los Votos o las Promesas hechas ante la autoridad de la Iglesia. Hay varios tipos de institutos de vida consagrada, los de vida religiosa que son las monjas o los frailes como los llamamos, que viven juntos en una casa de vida fraterna dejándolo todo y que usan hábito, los institutos seculares, que son seglares célibes y los institutos o asociaciones de vida evangélica, que sus miembros laicos y clérigos, hombres y mujeres, casados o solteros, se consagran de la misma forma que un religioso o uno de un instituto secular solo que sin perder su estado laical, sin dejar de habitar en su casa, sin dejar su trabajo, su forma de vida y bienes.     

No es lo mismo pertenecer a un movimiento o grupo apostólico que a un instituto de vida consagrada, la diferencia está en que a un grupo se pertenece por relación y a un instituto por un cambio esencial de la vida.

   

"Existen en la Iglesia asociaciones..., en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades...” (Código de Derecho Canónico 298).

“Los seglares que siguiendo su vocación, se han inscrito en algunas de las asociaciones o institutos aprobados por la Iglesia, esfuércense igualmente por asimilar con fidelidad las características peculiares de la espiritualidad propia de tales asociaciones o institutos” (Concilio Vaticano II, Apostolicam Actuositatem 4).

“Promuévase entre los laicos una genuina espiritualidad” (Medellín 10, 17).

 

Nuestro Fin es la Santidad personal y la del mundo:

1.    Nuestra Asociación busca la santificación de sus miembros o sea el Cielo y su gozo ya en esta tierra.

2.    Es necesario entonces madurez personal y psicológica y formación religiosa apropiados en cada miembro que los capacite a tomar una “determinada determinación” hacia la santidad de sus vidas, “vengase lo que se venga y aunque el mundo se nos venga encima”.

3.    Ser almas santas y fuertes que no busquemos andar entretenidos en pequeñeces de la tierra, ni busquemos consuelos ni chineos, sino que sepamos ofrecer el dolor como Almas Víctimas clamando misericordia por los pecadores y sobre todo por los sacerdotes y tomar a Cristo Crucificado como Esposo de nuestra Alma”.

4.    “No dejar pasar ni un pensamiento, ni una palabra, ni una mirada, hacerlo todo con y por Amor” y ofrecerlo

 

Nuestro Espíritu: 

Vivir como si solo Dios y nuestra alma existieran” y para poder servir

Consiste en:

1.    Penetrar el abismo infinito del Amor Misericordioso y desde allí clamar misericordia, orando sin cesar, arrepintiéndonos de nuestros pedacos e intermediar con absoluta confianza entre la tierra y el cielo, con un corazón lleno de misericordia, por todas las criaturas y el mundo entero.

2.    Vivir en obsequio de Jesucristo, meditando día y noche la ley del Señor y velando en oración.

3.          Vivir la vida interior a profundidad, y las ocupaciones diarias y los asuntos ordinarios convertirlos en el lugar de realizar nuestra consagración.

“Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”, Ese es el ideal de mi alma de carmelita, seamos para Él una especie de humanidad suplementaria en la que pueda seguir renovando todo su Misterio. Le he suplicado que se establezca en mí como Adorador, Reparador y Salvador.  No sé cómo explicar la paz que da a mi alma el pensar que Él suple mis debilidades y que, si yo caigo a cada instante, Él está ahí para levantarme...”

 

Nuestro Carisma:  

Consagrarse por los sacerdotes, acompañarlos y asistirlos y por medio de ellos llegar con un mensaje de misericordia al corazón de los indiferentes y pecadores, dar consuelo a los que sufren, a los pobres, a las familias desintegradas, a los jóvenes con problemas, a los enfermos y moribundos. Orar por ellos, y convertir la oración en una forma de vida, dedicada a amar, servir y tratar con misericordia a los “Otros Cristos” de la tierra que son los sacerdotes.

Rescatar y consolidar en el corazón del mundo, los valores espirituales y las realidades sagradas. La praxis de la oración abre los ojos del alma y posibilita ver lo que el mundo ya no quiere ni ver ni valorar y que pertenece a la esencia misma de la Sagrada Tradición de la Iglesia.

 

Nuestro Apostolado:

1.     Orar por los sacerdotes, acompañarlos y asistirlos.

2.     Hacer conciencia en los demás laicos de la obligación que tenemos de amar a los sacerdotes como pastores y padres que son de todos.

3.     Que quienes están más cerca de los sacerdotes los ayuden en lo posible, por la oración y de obra a fin de que éstos puedan superar mejor sus dificultades y complir más fructuosamente sus deberes (cf Con. Vat. II, Presbiterorum Ordinis, 9).

4.     La promoción urgente de la dimensión espritual de la Iglesia. El rescate de los valores sagrados es en esencia lo principal de nuestra razón de ser; de allí nuestra mirada a lo Eterno; nuestra búsqueda de la santidad; nuestro amor a la Iglesia y sobre todo a los sacerdotes; y nuestro compromiso con lo temporal y con todo el proceso de evangelización, principalmente con la justicia social.

Formas de vivir:

1.     Como Auxiliares: ofreciendo su vida y oración por los sacerdotes sin asistir ni participar en actividades.

2.     Como Asociados: participando libremente de las actividades y procesos, pero sin llegar a consagrarse.

3.     Como Consagrados: comprometidos a cumplir con todos los procesos y por la emisión de las Promesas dedican toda su vida según el carisma y los estatutos.

 

¿Cómo vivimos los consagrados?

1.      Viviendo en encendido Amor, orando sin cesar.

2.     Ofreciéndolo todo como obsequio a Jesucristo por los sacerdotes.

3.      Haciendo de los Estatutos y Claves espirituales nuestra forma de vida.  

4.     Siguiendo el itinerario de formación hasta la consagración total de la vida a Jesucristo.  

5.     Ejercicios Espirituales anuales, retiro Espiritual mensual, Una reunión  por los sacerdotes y de formación al mes.

 

Nuestras Grandes Devociones: 

A la Divina Misericordia: Nuestra Razón de ser y existir. Tabla de salvación y santificación: devoción a la Imagen, práctica de la hora de la Misericordia, la Novena, la Coronilla, la Fiesta de la Divina Misericordia. 
 
Al Santísimo Sacramento del Altar: Divino Esposo, Amor de los Amores, Alimento del Alma.  
  Al Divino Niño Jesús de Praga: Contemplación del Misterio de su infancia y Puerta de los Niños.  
A la Virgen Santísima del Carmen: Lo más bello y dulce. Con ella todo y sin ella nada. Lugar de encuentro con Dios. Madre, Hermana, Amiga, Jardín de Dios, Sagrario Viviente: devoción al Santo Escapulario.  
Al Señor San José: Padre y Señor de la Asociación, Maestro de Vida interior, Patrón de Santa Muerte.  
A Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del Niño Jesús, Santa María Faustina: Santos Padres espirituales y doctrinales de la Asociación.  
A Santa Teresa de los Andes, La Beata Isabel de la Trinidad: Inspiración, luz, Hermanas queridísimas.  
San Antonio de Padua: Patrón de la Diócesis de Tilarán.  

 

Dirección de la Casa Sede de la Asociación y de la Ermita Santuario del Señor de la Misericordia:

Nuevo Arenal—Tilarán—Guanacaste– Costa Rica

Apartado Postal 62 Nuevo Arenal

Fax: 694-43-43
Correo: jorgecon@racsa.co.cr

Publicado por Sistemas Edenia Internacional - Costa Rica