Coronilla
a la Divina Misericordia
El
rezo de la Coronilla, como expresión de nuestra confianza en la
Divina Misericordia, debe ser perseverante, como dice el
Evangelio: "Es preciso orar siempre sin
desfallecer" (Lc. 18,1).
La estructura de la
Coronilla es la siguiente:
*-La
señal de la Santa Cruz...
Por la Señal + de la Santa Cruz de nuestros + enemigos líbranos,
Señor, +Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo +
y del Espíritu Santo. Amén.
*-Padrenuestro...
Padre nuestro, que estás
en el cielo.
Santificado sea tu
nombre.
Venga a nosotros tu
Reino.
Hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la
tentación.
Y líbranos del mal.
Amen. (Mateo 6,9-l3)
*-Ave
María...
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor
es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús. (Lucas1,28-31 y 42)
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén (Concilio
de Efeso, año 431)
*-Credo...
Creo en Dios Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor;
-que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo:
-nació de Santa María
Virgen;
-padeció bajo el poder
de Poncio Pilato;
-fue crucificado, muerto
y sepultado;
-descendió a los
infiernos;
-al tercer día resucitó
de entre los muertos;
-subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso;
-desde allí ha de venir
a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu
Santo;
-la Santa Iglesia Católica;
-la comunión de los
santos;
-el perdón de los
pecados;
-la resurrección de la
carne;
-y la vida eterna. Amén.
* -
Cada una de las cuentas correspondientes al Padre Nuestro, se
comienza con la fórmula: "Padre
Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como
propiciación(*) de nuestros pecados y los del mundo
entero".
*-
En cada una de las cuentas del Ave María se reza:
"Por
su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo
entero".
* -
La Coronilla termina con la triple invocación de: "Santo
Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del
mundo entero". (Diario,
476).
(*)
Propiciación:
La palabra propiciación se deriva de "propiciatorio",
esta palabra tiene sus raíces en el hebreo; para comprender su
significado, tenemos que acudir la Sagrada Escritura.
En el Antiguo Testamento encontramos: «Un propiciatorio de oro
puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho» (Éxodo
25,17-22).
«Cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para hablar
con Él, oía la voz que le hablaba de lo alto del propiciatorio
que está sobre el arca del Testimonio, de entre los dos
querubines» (Números 7, 89). «Encima del arca, los querubines
de gloria que cubrían con su sombra el propiciatorio» (Hebreos
9, 5).
El propiciatorio era una especie de tapa del arca hecha de oro
macizo, el llamado "kapporet"; que quiere decir
"tapa propiciatoria". En esta tapa propiciatoria
estaban cara a cara las figuras de los dos querubines. Los
comentaristas judíos más antiguos consideraron el kapporet
como una "tapa propiciatoria" probablemente llevados
por la idea de que la significación fundamental de la raíz
hebrea es "kipper" que quiere decir "expiar,
volver a uno propicio"; es por consiguiente lo que
"realiza la reconciliación". El término kapporet es
mucho más que la simple cubierta, porque está hecha del
material más precioso, es decir, de oro macizo, y parece ser el
objeto más importante del santuario, llamado aquí "bet
kapporet". Es, pues, el kapporet, el lugar santo por
antonomasia, en donde reside el Señor, el trono de Dios (cf. 1
Sam. 4, 4; Sal. 80, 2; 99, 1).
El kapporet es lugar donde Dios entra en contacto con su pueblo
y se revela, es el lugar donde Dios perdona los pecados y
muestra Su misericordia.
Así, pues, si se considera el sentido de "tapa",
"cubierta" como el sentido original de la palabra,
debe admitirse que por influencia del ritual del sacrificio se
transformó poco a poco hasta llegar a propiciatorio, y de ahí
se deriva la palabra propiciación es decir, la acción de tapar
de cubrir, de expiar.
En la carta de San Pablo a los Romanos y en la carta de San Juan
leemos:
«Jesús es exaltado como instrumento de propiciación para
pasar por alto nuestros pecados» (Romanos 3, 25). «En esto
consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos amó y nos envió a Su Hijo como propiciación
por nuestros pecados» (1 Juan 4,10).
En conclusión, se puede decir que Jesús realiza la acción de
tapar, de expiar, perdonar, reparar nuestros pecados y los del
mundo entero.
La justificación nos fue merecida por la Pasión de Cristo, que
se ofreció en la cruz como hostia viva, santa y agradable a
Dios y cuya sangre vino a ser instrumento de propiciación por
los pecados de todos los hombres. La justificación es concedida
por el bautismo, sacramento de la fe. Nos asemeja a la justicia
de Dios que nos hace interiormente justos por el poder de Su
misericordia. Tiene por fin la gloria de Dios y de Cristo, y el
don de la vida cristiana (Catecismo de la Iglesia católica,
1992).
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