Jesús
dijo posteriormente a Sor Faustina:
"(...)
Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir
a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias.
Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti
confío" (Diario,
327).
Los rayos que salen del
corazón de Jesús en esta imagen, uno rojo y el otro pálido,
simbolizan la sangre y el agua que brotaron del corazón
traspasado de Jesús en la cruz "(...)
como de una fuente desbordante de misericordia"
(Diario, 367),
para el mundo
entero. Jesús dijo a Sor Faustina en distintas
ocasiones: "
(...) El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las
almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de
las almas..."
(...) "Bienaventurado quien viva a la sombra de
ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios" (Diario,
299). "
(...) Por medio de esta imagen colmaré a las almas con
muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a
ella" (Diario, 570).
La
adoración de la hora de la Misericordia
En
1937 y 1938 el Señor Jesús le encomendó a Sor Faustina adorar
la hora de su muerte: las tres de la tarde en punto, definida
por Él mismo como :
"(...)
la hora de la gran misericordia para el mundo entero" (Diario,
1320), ya
que a esa hora su Divina Misericordia "se
abrió de par en par para cada alma" (Diario,
1572).
Jesús indicó que desea que a esa hora sea contemplada Su
Dolorosa Pasión, que sea adorada y alabada la Divina
Misericordia, y que por los méritos de Su Dolorosa Pasión
supliquemos las gracias necesarias para el mundo entero y en
especial para los pecadores.
Jesús
reveló a Sor Faustina: "(...)
En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los
demás. En esa hora se estableció la gracia para el
mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.
Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto
te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis,
por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo
Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia.
Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí
donde estés, aunque sea por un brevísimo instante" (Diario,
1572).
El
rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia
En
1935 el Señor Jesús enseñó a Sor Faustina una oración que
reza así: "(...)
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y
la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros pecados y los del mundo
entero". (...) "Por su dolorosa Pasión, ten
misericordia de nosotros y del mundo entero" (Diario,
476).
Jesús instó a Sor Faustina a rezar esta oración tantas veces
pudiera, y le reveló que esta oración es un poderosísimo
instrumento para aplacar la Ira Divina y apelar a la Divina
Misericordia. Le indicó la forma de rezarla, a manera de
rosario, oración que se conoce como la "Coronilla de la
Divina Misericordia".
Con respecto a esta oración, Jesús le hizo a Sor Faustina
varias revelaciones y promesas: " (...)
Esta oración es para aplacar Mi ira" (Diario,
476). "A
quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles todo lo que
Me pidan" (Diario,1541).
"(...) A través de ella obtendrás todo, si lo que pides
está de acuerdo con Mi voluntad" (Diario,
1731).
"(...) Los sacerdotes se la recomendarán a los
pecadores como la última tabla de salvación. Hasta
el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola
vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita" (Diario,
687).
La
celebración de la Fiesta de la Misericordia
Jesús
manifestó a Sor Faustina su deseo de que el domingo siguiente
al Domingo de Pascua de Resurrección fuera proclamado como el día
de la "Fiesta de la Misericordia". Jesús dijo a Sor
Faustina: "(...)
Esta fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está
confirmada en el abismo de Mis gracias" (Diario,
420).
"
(...) Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y
amparo para todas las almas y, especialmente, para los
pobres pecadores" (Diario,
699). En otra
oportunidad dijo: "(...)
quien se acerque ese día a la Fuente de Vida,
(se refiere a
recibir la Santa Comunión) recibirá
el perdón total de las culpas y de las penas" (Diario,
300), y
"(...) En
ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través
de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema
acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata" (Diario,
699).
Para
recibir estos grandes dones hay que cumplir con las condiciones
de la devoción a la Divina Misericordia: confiar en Dios, ser
misericordiosos con nuestro prójimo, estar en estado de gracia
santificante (habernos confesado) y recibir la Santa Comunión.
Jesús
agregó: "
(...) No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no
se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer
domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la
Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas
sobre Mi Misericordia infinita" (Diario,
570).
También
indicó: "(...)
por eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el
primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente
para que cada alma pueda saber de ella" (Diario,
341).
El
rezo de la novena a la Divina Misericordia
En
preparación a la fiesta de la Misericordia, Jesús solicitó el
rezo de la novena que consiste en rezar la Coronilla a la Divina
Misericordia durante nueve días, a partir del Viernes Santo,
ofreciéndola cada día por un grupo particular de almas. Jesús
prometió a Sor Faustina: "(...)
Durante este novenario concederé a las almas toda clase de
gracias" (Diario,
796).
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