La Fiesta de la Divina Misericordia

6.      El camino recorrido para llegar a la institución de la Fiesta

   

 

74  - 75  Desde el momento cuando una fuerza misteriosa empezó a apremiarme a que solicitara aquella Fiesta y a que fuera pintada la imagen, no puedo lograr la paz.  Algo me satura por completo y, sin embargo, me invade el temor de si sólo es una ilusión.  Estas dudas siempre venían de fuera, porque en el fondo de mi alma sentía que era el Señor quien traspasaba mi alma.  El confesor con quien me confesaba entonces me decía que existían casos de ilusiones, y yo sentía que aquel confesor parecía tener miedo de confesarme.  Era para mí un tormento.  Al haberme dado cuenta de que tenía poco apoyo por parte de los hombres, me refugié aún más en el Señor Jesús, en el mejor Maestro.  En algún momento, cuando me invadió la duda de si la voz que oía era del Señor, me dirigí a Jesús en un coloquio interior, sin pronunciar una palabra.  De repente alguna fuerza penetró mi alma , dije: "Si Tú eres verdaderamente mi Dios que estás en comunión conmigo y me hablas, Te pido, Señor, que esa alumna se confiese hoy mismo y esa señal me fortalecerá.  En ese mismo instante aquella muchacha pidió la confesión".

 

La Madre de la clase, sorprendida de su cambio repentino, no tardó en buscar a un sacerdote y esa persona se confesó muy arrepentida.  De inmediato oí en mi alma la siguiente voz: "¿Me crees ahora?" Otra vez una fuerza extraña llenó mi alma, me reforzó y me fortaleció hasta tal punto que yo misma me asombré de haber podido dudar por un momento.  Sin embargo estas dudas siempre venían de fuera y eso me llevó a encerrarme aún más en mi misma.  (...)

 

 

280  Jesús me ordena celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de la Pascua de Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación exterior.  Durante tres horas llevé un cinturón (de hierro), orando incesantemente por los pecadores y para obtener misericordia para el mundo entero; y Jesús me dijo: "Hoy Mi mirada se posa con complacencia sobre esta casa".

   

341  (...) Una mañana, después de haber abierto la puerta para dejar salir a nuestra gente que traía el pan, entré un momento en la pequeña capilla, para hacer a Jesús una visita de un minuto y para renovar las intenciones del día.  "Oh Jesús, hoy todos los sufrimientos, las mortificaciones, las plegarias, las ofrezco por el Santo Padre para que apruebe esta Fiesta de la Misericordia.  Pero, Jesús, debo decirte todavía una palabra.  Estoy muy sorprendida de que me ordenas hablar de esta Fiesta de la Misericordia, mientras esta Fiesta* según me dicen, ya existe, entonces ¿para qué he de hablar de ella?"

 

Y Jesús me contestó:  "¿Quién, de entre la gente, sabe de ella?  Nadie.  Y hasta aquellos que han de proclamarla y enseñar a la gente esta misericordia, muchas veces ellos mismos no lo saben; por eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella.

 

Haz una novena según la intención del Santo Padre, que debe constar de treinta y tres actos, es decir de repetir este mismo número de veces la oración a la misericordia que te he enseñado".

 

*Nota: se refiere al hecho de que en Cracovia, en la calle Smolenska, está la iglesia de la Divina Misericordia, construida en los años 1626–1629, consagrada el 25 de octubre de 1665.  Su fiesta patronal se celebra el 14 de septiembre, el día de la Exaltación de la Santa Cruz.

 

 

458  En la meditación de las diez, el sacerdote habló de la misericordia de Dios y de la bondad de Dios para con nosotros.  Dijo que cuando examinamos la historia de la humanidad, a cada paso vemos esta gran bondad de Dios.

 

Todos  los atributos de Dios, tales como la omnipotencia, y la sabiduría contribuyen a revelarnos este máximo atributo, es decir, la bondad de Dios.  La bondad divina es el mayor atributo de Dios.  Sin embargo, muchas almas que tienden a la perfección, no conocen esta gran bondad de Dios.  Todo lo que el sacerdote dijo en esa meditación sobre la bondad de Dios, correspondía con lo que Jesús me había dicho y se refería exactamente a la Fiesta de la Misericordia.  Ahora de verdad he comprendido claramente lo que el Señor me prometió y no tengo ninguna duda, la Palabra de Dios es clara y explícita.

 

 

463  Jesús me dijo que si tengo alguna duda respecto a esta Fiesta o a la fundación de esta Congregación, "o respecto a cualquier cosa de que te hablé en el fondo de tu alma, te contestaré en seguida por boca de este sacerdote".

 

 

505  Toda mi nulidad se ahoga en el mar de Tu misericordia; con la confianza del niño me arrojo entre Tus brazos, Padre de Misericordia, para compensarte de la desconfianza de tantas almas que tienen miedo de confiar en Ti.  Oh, que pequeño es el número de almas que Te conocen verdaderamente.  Oh, cómo deseo que la Fiesta de la Misericordia sea conocida por las almas.  La misericordia es la corona de Tus obras; Tú dispones todo con el cariño de la madre más tierna.

 

 

1082  (...)  Cuando he tomado este semanario* en la mano, una flecha de amor ha traspasado mi alma.  "Por tu ferviente deseo anticipo la Fiesta de la Misericordia".  Mi espíritu se inflamó de un fuego de amor tan fuerte que me parecía disolverme completamente en Dios.

 

*Nota: se refiere a una edición en 1937 de un semanario católico que era publicado en la ciudad de Vilna, Polonia, el cual contenía un artículo sobre la Divina Misericordia, publicado por el padre Sopocko con algunos de los mensajes de Nuestro Señor a Santa Faustina y una reproducción de la imagen de la Divina Misericordia.

   

711  5 de octubre de 1936.  Hoy recibí una carta del Padre Sopocko por la cual me enteré de que piensa hacer imprimir una estampita del Cristo Misericordioso, y me pidió enviarle cierta plegaria que quiere poner detrás, si obtiene la autorización del arzobispo.  Oh, con qué gozo tan grande se llena mi corazón por el hecho de que Dios me ha permitido ver esta obra de su misericordia.  Oh, qué grande es esta obra del Altísimo; yo soy solamente su instrumento.  Oh, cuán ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de la Divina Misericordia que Dios exige a través de mí, pero si tal es la voluntad de Dios y si ella se celebra solemnemente sólo después de mi muerte, yo me alegro de ella ya ahora y la celebro dentro de mí con el permiso del confesor.


Hecho en Costa Rica

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Publicado por Sistemas Edenia Internacional - Costa Rica