6.
El camino recorrido para llegar a la institución de la
Fiesta
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Desde el momento cuando una fuerza misteriosa empezó a
apremiarme a que solicitara aquella Fiesta y a que fuera pintada
la imagen, no puedo lograr la paz.
Algo me satura por completo y, sin embargo, me invade el
temor de si sólo es una ilusión.
Estas dudas siempre venían de fuera, porque en el fondo
de mi alma sentía que era el Señor quien traspasaba mi alma.
El confesor con quien me confesaba entonces me decía que
existían casos de ilusiones, y yo sentía que aquel confesor
parecía tener miedo de confesarme.
Era para mí un tormento.
Al haberme dado cuenta de que tenía poco apoyo por parte
de los hombres, me refugié aún más en el Señor Jesús, en el
mejor Maestro. En
algún momento, cuando me invadió la duda de si la voz que oía
era del Señor, me dirigí a Jesús en un coloquio interior, sin
pronunciar una palabra. De
repente alguna fuerza penetró mi alma , dije: "Si Tú eres
verdaderamente mi Dios que estás en comunión conmigo y me
hablas, Te pido, Señor, que esa alumna se confiese hoy mismo y
esa señal me fortalecerá.
En ese mismo instante aquella muchacha pidió la confesión".
La
Madre de la clase, sorprendida de su cambio repentino, no tardó
en buscar a un sacerdote y esa persona se confesó muy
arrepentida. De
inmediato oí en mi alma la siguiente voz: "¿Me
crees ahora?"
Otra
vez una fuerza extraña llenó mi alma, me reforzó y me
fortaleció hasta tal punto que yo misma me asombré de haber
podido dudar por un momento.
Sin embargo estas dudas siempre venían de fuera y eso me
llevó a encerrarme aún más en mi misma.
(...)
280
Jesús me ordena celebrar la Fiesta de la Divina
Misericordia el primer domingo después de la Pascua de
Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación
exterior. Durante
tres horas llevé un cinturón (de hierro), orando
incesantemente por los pecadores y para obtener misericordia
para el mundo entero; y Jesús me dijo: "Hoy
Mi mirada se posa con complacencia sobre esta casa".
341
(...) Una mañana, después de haber abierto la puerta
para dejar salir a nuestra gente que traía el pan, entré un
momento en la pequeña capilla, para hacer a Jesús una visita
de un minuto y para renovar las intenciones del día.
"Oh Jesús, hoy todos los sufrimientos, las
mortificaciones, las plegarias, las ofrezco por el Santo Padre
para que apruebe esta Fiesta de la Misericordia.
Pero, Jesús, debo decirte todavía una palabra.
Estoy muy sorprendida de que me ordenas hablar de esta
Fiesta de la Misericordia, mientras esta Fiesta* según me
dicen, ya existe, entonces ¿para qué he de hablar de
ella?"
Y
Jesús me contestó: "¿Quién,
de entre la gente, sabe de ella?
Nadie. Y
hasta aquellos que han de proclamarla y enseñar a la gente esta
misericordia, muchas veces ellos mismos no lo saben; por eso
quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer
domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para
que cada alma pueda saber de ella.
Haz
una novena según la intención del Santo Padre, que debe
constar de treinta y tres actos, es decir de repetir este mismo
número de veces la oración a la misericordia que te he enseñado".
*Nota:
se refiere al hecho de que en Cracovia, en la calle Smolenska,
está la iglesia de la Divina Misericordia, construida en los años
1626–1629, consagrada el 25 de octubre de 1665.
Su fiesta patronal se celebra el 14 de septiembre, el día
de la Exaltación de la Santa Cruz.
458
En la meditación de las diez, el sacerdote habló de la
misericordia de Dios y de la bondad de Dios para con nosotros.
Dijo que cuando examinamos la historia de la humanidad, a
cada paso vemos esta gran bondad de Dios.
Todos
los atributos de Dios, tales como la omnipotencia, y la
sabiduría contribuyen a revelarnos este máximo atributo, es
decir, la bondad de Dios. La
bondad divina es el mayor atributo de Dios.
Sin embargo, muchas almas que tienden a la perfección,
no conocen esta gran bondad de Dios.
Todo lo que el sacerdote dijo en esa meditación sobre la
bondad de Dios, correspondía con lo que Jesús me había dicho
y se refería exactamente a la Fiesta de la Misericordia.
Ahora de verdad he comprendido claramente lo que el Señor
me prometió y no tengo ninguna duda, la Palabra de Dios es
clara y explícita.
463
Jesús me dijo que si tengo alguna duda respecto a esta
Fiesta o a la fundación de esta Congregación, "o
respecto a cualquier cosa de que te hablé en el fondo de tu
alma, te contestaré en seguida por boca de este
sacerdote".
505
Toda mi nulidad se ahoga en el mar de Tu misericordia;
con la confianza del niño me arrojo entre Tus brazos, Padre de
Misericordia, para compensarte de la desconfianza de tantas
almas que tienen miedo de confiar en Ti.
Oh, que pequeño es el número de almas que Te conocen
verdaderamente. Oh,
cómo deseo que la Fiesta de la Misericordia sea conocida por
las almas. La
misericordia es la corona de Tus obras; Tú dispones todo con el
cariño de la madre más tierna.
1082
(...) Cuando
he tomado este semanario* en la mano, una flecha de amor ha
traspasado mi alma. "Por
tu ferviente deseo anticipo la Fiesta de la Misericordia".
Mi espíritu
se inflamó de un fuego de amor tan fuerte que me parecía
disolverme completamente en Dios.
*Nota:
se refiere a una edición en 1937 de un semanario católico que
era publicado en la ciudad de Vilna, Polonia, el cual contenía
un artículo sobre la Divina Misericordia, publicado por el
padre Sopocko con algunos de los mensajes de Nuestro Señor a
Santa Faustina y una reproducción de la imagen de la Divina
Misericordia.
711
5 de octubre de 1936.
Hoy recibí una carta del Padre Sopocko por la cual me
enteré de que piensa hacer imprimir una estampita del Cristo
Misericordioso, y me pidió enviarle cierta plegaria que quiere
poner detrás, si obtiene la autorización del arzobispo.
Oh, con qué gozo tan grande se llena mi corazón por el
hecho de que Dios me ha permitido ver esta obra de su
misericordia. Oh,
qué grande es esta obra del Altísimo; yo soy solamente su
instrumento. Oh, cuán
ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de la Divina
Misericordia que Dios exige a través de mí, pero si tal es la
voluntad de Dios y si ella se celebra solemnemente sólo después
de mi muerte, yo me alegro de ella ya ahora y la celebro dentro
de mí con el permiso del confesor.
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