7.1
La institución oficial de la Fiesta
1041
Un ardiente deseo de esta Fiesta inflama toda mi alma.
En una ardiente oración por anticipar la institución de
esta Fiesta encuentro un poco de alivio.
Y empecé una novena según la intención de ciertos
sacerdotes para que Dios les conceda luz e inspiración para
tramitar la institución de esta Fiesta y para que el Espíritu de
Dios inspire al Santo Padre en toda esta causa.
La
novena consiste en una hora de adoración delante del Santísimo
Sacramento. He rogado
ardientemente a Dios por anticipar esta Fiesta y he pedido al Espíritu
Santo que inspire a ciertas personas en toda esta causa.
Termino esta novena el Jueves Santo.
1042
23de marzo de 1937. Hoy
es el séptimo día de la novena.
Recibí una gracia grande e inconcebible; Jesús tan
misericordioso me prometió de que llegaré a ver la solemne
celebración de esta Fiesta.
1043
Este día 23 es el Martes Santo y un día en el cual Dios
me ha concedido muchas gracias.
1044
Súbitamente me inundó la presencia de Dios y de inmediato
me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre, pero a la vez estaba
en nuestra capilla, y la solemnidad del Santo Padre y de toda la
Iglesia estaba estrechamente unida a nuestra capilla, y de manera
especial a nuestra Congregación; y participé al mismo tiempo en
la solemnidad de Roma y la de aquí.
Esta solemnidad estaba tan estrechamente unida a Roma que,
aunque escribo, no alcanzo a distinguir la diferencia entre una y
otra, pero fue así como lo vi*.
Vi al Señor Jesús expuesto en la custodia en el altar
mayor, en nuestra capilla. La
capilla estaba adornada solemnemente y aquel día podían entrar
en ella todos, cualquiera que quisiera**.
Hubo tanto gentío que yo no lograba abarcarlo con la
vista. Todos
participaban en esa solemnidad con gran alegría y muchos
recibieron lo que habían deseado.
La misma solemnidad tenía lugar en Roma, en un bello
templo y el Santo Padre con todo el clero celebraba esta
solemnidad. Y de
repente vi a San Pedro que se puso entre el altar y el Santo
Padre. ¿Qué decía
San Pedro? No pude
escucharlo, pero vi que el Santo Padre comprendía sus palabras...
*Este
último comentario denota la incomprensión de Santa Faustina, en
1931, de la tecnología que permitiría la celebración simultánea
69 años después
**En
la época de Santa Faustina el acceso al convento se limitaba
exclusivamente a las hermanas y a las alumnas
1045
De pronto, algunos eclesiásticos que desconozco, empezaron
a examinarme y a humillarme, o más bien lo que había escrito,
pero veía que Jesús Mismo me defendía y les hacía comprender
lo que no sabían.
1046
De súbito vi que de la Santa Hostia salieron los dos rayos
que están pintados en la imagen y se esparcieron sobre el mundo
entero. Eso sucedió
en un solo momento, pero fue como si hubiera durado un día entero
y nuestra capilla estuvo repleta de gente durante todo el día y
todo ese día fue pleno de gozo.
1047
Y de pronto vi al Señor Jesús vivo en nuestro altar tal y
como está pintado en la imagen.
Sin embargo, sentía que las hermanas y toda la gente no veían
a Jesús así como lo veía yo.
Jesús miró con gran bondad y alegría al Santo Padre, y a
ciertos sacerdotes, y a todo el clero, y al pueblo y a nuestra
Congregación.
1048
De repente fui raptada a la cercanía de Jesús y me
presenté en el altar junto a Jesús y mi espíritu fue llenado de
una felicidad tan grande que no puedo ni comprender ni describir.
Un abismo de serenidad y de descanso inundó mi alma.
Jesús se inclinó hacia mí y me dijo amablemente: "¿Qué
deseas, hija Mía?"
Y contesté:
"Deseo la gloria y el culto de Tu misericordia".
"El
culto ya lo recibo con la institución y la celebración de esta
Fiesta; ¿Qué deseas más?"
Y miré esta
gran muchedumbre que veneraba la Divina Misericordia y dije al Señor:
"Jesús, bendice a todos los que están reunidos para
rendirte honor a Tu misericordia infinita".
Jesús trazó con la mano la señal de la santa cruz; la
bendición se reflejó en las almas con un relámpago de luz.
Mi espíritu se sumergió en su amor, sentí como si me
disolviera en Dios y desapareciera en Él.
Cuando volví en mí, una profunda paz inundaba mi alma y
le fue concedido a mi mente comprender de manera milagrosa muchas
cosas que antes habían sido incomprensibles para mí.
7.2
En torno a la Santísima Trinidad
420
El primer domingo después de la Pascua de Resurrección,
es decir, Fiesta de la Misericordia del Señor, clausura del
Jubileo de Redención. Cuando
fuimos a esta solemnidad, el corazón me latía de alegría por
estar unidas estas dos solemnidades tan estrechamente.
Pedí a Dios la misericordia para las almas pecadoras.
Cuando terminó el oficio y el sacerdote tomó el Santísimo
Sacramento para impartir la bendición, súbitamente vi al Señor
Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen.
El Señor impartió la bendición y los rayos se
extendieron sobre todo el mundo.
De repente vi una claridad inaccesible en forma de una
habitación de cristal, tejida de ondas de luz impenetrable a
cualquier criatura o espíritu.
Para entrar en la claridad había tres puertas y en ese
instante Jesús, con el mismo aspecto que tiene en la imagen, entró
en aquel resplandor a través de la segunda puerta, hasta el
interior de la unidad. Es
la Unidad Trinitaria que es inconcebible, infinita.
Oí la voz: "Esta
Fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está
confirmada en el abismo de Mis gracias.
Toda alma que cree y tiene confianza en Mi misericordia, la
obtendrá".
Me alegré
enormemente de la bondad y de la grandeza de mi Dios.
1073
4 de abril de 1937. Domingo
in Albis, es decir, la Fiesta de la Misericordia.
Por la mañana, después de la Santa Comunión mi alma ha
sido sumergida en la divinidad; estaba unida a las Tres Personas
Divinas en tal modo que cuando estaba unida a Jesús, a la vez
estaba unida al Padre y al Espíritu Santo.
Mi alma estaba inundada de una alegría inconcebible y el
Señor me ha dado a conocer todo el mar y el abismo de su
misericordia insondable.
Oh,
si las almas quisieran comprender cuánto Dios las ama.
Todas las comparaciones así sean las más tiernas y las más
fuertes son apenas una pálida sombra frente a la realidad.
Cuando
estaba unida al Señor, he conocido cuán numerosas son las almas
que adoran la Divina Misericordia.