3.
La Fiesta: refugio y amparo para las almas
699
Una vez, oí estas palabras:
"Hija
Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía.
Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo
para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores.
Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia.
Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se
acercan al manantial de Mi misericordia.
El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá
el perdón total de las culpas y de las penas.
En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a
través de las cuales fluyen las gracias.
Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados
sean como escarlata. Mi
misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará
ningún intelecto humano ni angélico.
Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi
misericordia. Cada
alma respecto a mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi
misericordia. La
Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se
celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua.
La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la
Fuente de Mi misericordia".
1109
(...) "Deseo
conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión
y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi
Misericordia."
206
Al día siguiente, después de la Santa Comunión oí la
voz: "Hija
Mía, mira hacia el abismo de Mi misericordia y rinde honor y
gloria a esta misericordia Mía, y hazlo de este modo:
Reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos
en el abismo de Mi misericordia.
Deseo darme a las almas, deseo las almas, hija Mía.
El día de Mi fiesta, la Fiesta de la Misericordia,
recorrerás el mundo entero y traerás a las almas desfallecidas a
la fuente de Mi misericordia.
Yo las sanaré y las fortificaré".
|