1.
Introducción
general al tema de la Fiesta de la Divina Misericordia
El
30 de abril del año 2000, coincidiendo con la canonización de
Santa Faustina, “Apóstol de la Divina Misericordia”, su
Santidad Juan Pablo II instituyó oficialmente la Fiesta de la
Divina Misericordia a celebrarse todos los años en esa misma
fecha: domingo siguiente a la Pascua de Resurrección.
En
su homilía, el Papa pronunció las siguientes palabras:
“Así
pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que
nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de
Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se
designará con el nombre de "Domingo de la Divina
Misericordia".
Con
la institución de esta Fiesta, el Papa concluyó la tarea
asignada por Nuestro Señor Jesús a Santa Faustina en Polonia,
69 años atrás, cuando en febrero de 1931 le dijo:
“Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia”.
Dicha Fiesta constituye uno de los elementos
centrales del Mensaje de la Divina Misericordia según le fuera
revelado por Nuestro Señor a la Santa en los años 30.
Llaman
la atención en el diario de la Santa las anotaciones realizadas
el 23 de marzo de 1937 en torno a la institución oficial de la
Fiesta como resultado de la visión que Nuestro Señor le
permitió: “...Recibí una gracia grande e inconcebible; Jesús
tan misericordioso me prometió que llegaré a ver la solemne
celebración de esta Fiesta”.
Faustina anotó en su diario con gran detalle, 63 años
antes de que se llevara a cabo, la institución de la Fiesta,
celebrada en forma simultánea en Roma y en el convento en el
cual vivió en Polonia, unidas ambas celebraciones por enlaces
de televisión y proyecciones en pantallas gigantes.
La
“gracia grande e inconcebible”, brindada por Nuestro Señor,
no fue más que un pequeño premio a su discípula, cuyo amor
por Jesús y por el cumplimiento de Su voluntad fue la razón de
su vida:
711
"5 de octubre de 1936 ...
... Oh, cuán ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de
la Divina Misericordia que Dios exige a través de mí, pero si
tal es la voluntad de Dios y si ella se celebra solemnemente sólo
después de mi muerte, yo me alegro de ella ya ahora y la
celebro dentro de mí con el permiso del confesor.”
Nuestro
Señor dijo en una ocasión a Santa Faustina:
“Mi misericordia es tan grande que en toda la
eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico.”
Es un hecho que la grandeza, importancia y
trascendencia de esta Fiesta, “nacida de las entrañas de la
Misericordia Divina”, no podrá ser suficientemente
comprendida por nosotros.
Presentamos
a continuación los mensajes de Nuestro Señor Jesús a Santa
Faustina en torno a esta Fiesta, así como las distintas
anotaciones de la Santa sobre el mismo tema en el largo camino
recorrido para la institución de esta Fiesta.
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