Capítulo segundo: Santa Faustina y la Eucaristía

 

 

3. Jesús Sacramentado: el Amigo fiel en la larga enfermedad

   

1509 Sucede frecuentemente en la enfermedad, como con Job en el Antiguo Testamento: cuando uno camina y trabaja, toda está bien y perfecto, pero si Dios envía una enfermedad, el número de amigos empieza a disminuir.  Pero si están todavía, se interesan por nuestro sufrimiento, y lo demás.  Pero si Dios envía una enfermedad más larga, también estos amigos fieles comienzan a abandonarnos poco a poco.  Nos visitan con menos frecuencia y a menudo sus visitas producen sufrimientos.  En vez de consolarnos, nos reprochan algunas cosas que nos hacen sufrir mucho y el alma, igual que Job, está sola; pero felizmente no está sola, porque Jesús Hostia está con ella.  Después de haber probado los sufrimientos mencionados anteriormente y haber pasado toda la noche en amargura, por la mañana, cuando el capellán me trajo la Santa Comunión, con fuerza de voluntad tuve que dominarme para no gritar a plena voz: Bienvenido verdadero, único Amigo.  La Santa Comunión me da fuerza para sufrir y luchar.  Quiero decir todavía una cosa que he experimentado: cuando Dios no envía ni muerte ni salud, y eso se prolonga durante años, las personas que nos rodean se acostumbran y tratan a uno como si no estuviera enfermo.  Entonces empieza una serie de martirios silenciosos.

 


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