2.
María: Madre protectora y compañera y auxilio en el
sufrimiento:
11
Cuando bajé del tren
y vi que cada uno se fue por su camino, me entró miedo: -¿Qué
hacer? -¿A dónde
dirigirme si no conocía a nadie? Y dije a la Madre de Dios: María
dirígeme, guíame. Inmediatamente
oí en el alma estas palabras: que saliera de la ciudad
a una aldea donde pasaría una noche tranquila.
Así lo hice y encontré todo tal y como la Madre de Dios
me había dicho.
786
(...) Durante las vísperas, mientras continuaba contemplando
esta especie de mezcla del sufrimiento y de la gracia, oí la
voz de la Santísima Virgen:
Has de saber, hija mía, que a pesar de ser elevada a
la dignidad de la Madre de Dios, siete espadas dolorosas me han
traspasado el corazón. No
hagas nada en tu defensa, soporta todo con humildad, Dios mismo
te defenderá.
25
Durante la noche me
visitó la Madre de Dios con el Niño Jesús en los brazos.
La alegría llenó mi alma y dije: María, Madre mía,
-sabes cuánto sufro? Y
la Madre de Dios me contestó: Yo sé cuánto sufres, pero no
tengas miedo, porque yo comparto contigo tu sufrimiento y
siempre lo compartiré. Sonrió
cordialmente y desapareció...
316
Una vez me visitó la Virgen
Santísima. Estaba
triste con los ojos clavados en el suelo; me dio a entender que
tenía algo que decirme, pero por otra parte me daba a conocer
como si no quisiera decírmelo.
Al darme cuenta de ello, empecé a pedir a la Virgen que
me lo dijera y que volviera la mirada hacia mí.
En un momento María me miró sonriendo cordialmente y
dijo: Vas a padecer ciertos sufrimientos a causa de una
enfermedad y de los médicos, además padecerás muchos
sufrimientos por esta imagen (la imagen de la Divina
Misericordia), pero no tengas miedo de nada.
...
805
La Inmaculada Concepción.
Desde la mañana temprana sentía la cercanía de la
Virgen Santísima. Durante
la Santa Misa la vi tan resplandeciente y bella que no encuentro
palabras para expresar ni siquiera la mínima parte de su
belleza. Era toda
blanca, ceñida con una faja azul, el manto también azul, la
corona en su cabeza, de toda la imagen irradiaba un resplandor
inconcebible. Soy
la Reina del cielo y de la tierra, pero especialmente la madre
de su Congregación. Me
estrechó a su corazón y dijo: Yo siempre me compadezco de
ti. Sentí la
fortaleza de su Inmaculado Corazón que se transmitió a mi
alma. Ahora
comprendo porque desde hace dos semanas iba preparándome a esta
fiesta y la anhelaba tanto. ...
20
(...)
Vi a la Madre de Dios que visitaba a las almas en el
Purgatorio. Las
almas llaman a María “La Estrella del Mar”.
Ella les trae alivio. ...
33
(...) En el séptimo día de la novena vi a la
Madre de Dios entre el cielo y la tierra, con una túnica clara.
Rezaba con las manos juntas en el pecho, mirando hacia el
cielo. De su corazón
salían rayos de fuego, algunos se dirigían al cielo y otros
cubrían nuestra tierra.
686
(...) Por la noche vi a la Santísima Virgen
con el pecho descubierto, traspasado por una espada.
Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un
tremendo castigo de Dios. Dios
quiere infligirnos un terrible castigo, pero no puede porque la
Santísima Virgen nos protege.
Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin cesar por
Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la
Santísima Virgen. Si
no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco habrían
servido nuestros esfuerzos. ...
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