8.
Oraciones de Santa Faustina a la Santísima Virgen María:
79
Oh María, Madre y Señora Mía.
Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y
todo lo que vendrá después de ella.
Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.
Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la
gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente
de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud.
Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre.
315
Oh Madre de Dios, Tu alma estuvo sumergida en el mar
de la amargura, mira a Tu niña y enséñale a sufrir y a amar
en el sufrimiento. Fortalece
mi alma, para que el dolor no la quebrante.
Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios.
874
Oh María, Virgen Inmaculada, tómame bajo Tu
protección más especial y custodia la pureza de mi alma, de mi
corazón y de mi cuerpo. Tú
eres el modelo y la estrella de mi vida.
1306
(...) Oh Virgen purísima, pero también humildísima,
ayúdame a conquistar una profunda humildad.
...
915
Oh María, hoy una espada terrible ha traspasado Tu santa
alma. Nadie sabe de
Tu sufrimiento, excepto Dios.
Tu alma no se quebranta, sino que es valiente porque está
con Jesús. Dulce
María, une mi alma a Jesús, porque sólo entonces podré
resistir todas las pruebas y tribulaciones, y sólo mediante la
unión con Jesús, mis pequeños sacrificios complacerán a
Dios. Dulcísima
Madre, continúa enseñándome sobre la vida interior.
Que la espada del sufrimiento no me abata jamás.
Oh Virgen pura, derrama valor en mi corazón y protégelo.
1114
(...) Hoy sentí la cercanía de mi Madre, la
Madre Celestial. Antes
de cada Santa Comunión, ruego fervorosamente a la Madre de Dios
que me ayude a preparar mi alma para la llegada de Su Hijo y
siento claramente su protección sobre mí.
Le ruego mucho que se digne incendiar en mí el fuego del
amor divino con el (que) ardía su puro corazón en el momento
de la Encarnación del Verbo de Dios.
1413
Me he preparado (para la Fiesta de la Inmaculada Concepción)
no solamente con la novena común que hace toda la Comunidad,
sino que me he propuesto además saludarla mil veces al día,
rezando cada día en su honor mil Avemarías durante nueve días.
Ya es la tercera vez que hago esta novena a la Virgen María
que consiste en rezar mil Avemarías diarias, es decir nueve mil
saludos forman toda la novena.
No obstante, aunque la he hecho ya tres veces en mi vida,
y dos veces fueron cuando cumplía mis deberes, no he
perjudicado en nada mis tareas cumpliéndolas con máxima
exactitud, y además la he hecho fuera de los ejercicios de
piedad, o sea ni durante la Santa Misa, ni durante la bendición,
he rezado estas Avemarías.
Una vez hice esta novena cuando estaba en el hospital.
Más hace el que quiere que el que puede.
Fuera del recreo, rezaba y trabajaba; en esos días no he
pronunciado ni un sola palabra que no fuera absolutamente
necesaria, pero tengo que reconocer que esto requiere mucha
atención y esfuerzo, mas para honrar a la Inmaculada no hay
nada que sea demasiado.
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