La educación que tuvo Santa
Faustina fue corta, menos de dos años escolares. Sin embargo toda
su vida fue profundamente influenciada por visiones y locuciones
internas de Jesucristo. Desde muy joven sintió la llamada a la
vocación religiosa, pero al tener la oposición de sus padres
empezó a llevar una vida secular, tratando de acomodarse a las
cosas del mundo. A la edad de dieciocho años tuvo una experiencia
que marcó su vida. Fue invitada a una fiesta junto con su hermana
Josefina. Mientras bailaba tuvo una visión de Jesús quién,
cubierto de heridas y con sus vestiduras rasgadas, se dirigió a
ella con estas palabras: "¿Cuánto tiempo hace que te
estoy esperando y tu siempre me pones a un lado?". Al
oír estas palabras no pudo seguir bailando y lo disimuló con un
dolor de cabeza. Se dirigió a la Iglesia de San Stanislau Kostka
a postrarse ante el altar. Estando en oración escuchó estas
palabras: "Ve a Varsovia, allí entrarás en el
convento". Al día siguiente se despidió de sus tíos,
con quienes vivía en ese entonces, y con mucha determinación se
dirigió a Varsovia dejando todo atrás, únicamente llevaba lo
que tenía puesto. Pidió a la Santísima Virgen que la guiara y
le dejara saber donde dirigirse. Así llegó a la Iglesia de
Santiago en las afueras de Varsovia y, al finalizar las misas,
habló con un sacerdote que la envió donde la Sra. Lipzye, una señora
muy católica, y se hospedó con ella. Durante su estadía con la
familia Lipzye visitó varios conventos pero todas las puertas le
fueron cerradas. Pidiéndole al Señor que no la dejara sola,
buscaba una respuesta a su oración, pero el Señor quería enseñarle
que El siempre responde a nuestras oraciones solo en su tiempo, no
en el nuestro.
Santa Faustina se dirigió a
las puertas del convento de Las Hermanas de Nuestra Señora de la
Misericordia, donde la Madre general la interrogó. Madre Micaela
le dijo que fuera a preguntarle al Señor de la casa si El la
aceptaba. Santa Faustina se dirigió a la Capilla y le preguntó
al Señor si la aceptaba y escuchó en su corazón: "Yo
te acepto; tu estas en mi Corazón". Ella se dirigió
donde la Madre General y le dijo lo que había oído, la Madre
repuso , "si el Señor te acepta yo también te acepto, esta
es tu casa".
Alma Víctima
Durante su tercer año de
noviciado le fue revelado lo que era ser Alma Víctima. Anota ella
en su diario: "El sufrir es una gracia grande; a través del
sufrimiento el alma se hace como la del Salvador; en el
sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande el
sufrimiento más puro el amor". (57)
Durante una hora particular de
adoración, Dios le reveló a Santa Faustina todo lo que ella
tendría que sufrir: falsas acusaciones, la pérdida del buen
nombre, y mucho más. Cuando la visión terminó, un sudor frío
baño su frente. Jesús le hizo saber que aun cuando ella no diere
su consentimiento a esto, ella se salvaría y El no disminuiría
Sus gracias y seguiría manteniendo una relación íntima con
ella. La generosidad de Dios no disminuiría para nada. Consciente
que todo el misterio dependía de ella, consintió libremente al
sacrificio en completo uso de sus facultades. Luego escribió lo
siguiente en su diario: "De repente, cuando había consentido
hacer el sacrificio con todo mi corazón y todo mi entendimiento;
la presencia de Dios me cubrió, me parecía que me moría de amor
a la vista de su mirada."
Durante la Cuaresma de ese
mismo año, 1933, experimentó en su propio cuerpo y corazón la
Pasión del Señor, recibiendo invisiblemente las estigmas.
Únicamente su confesor lo conoció. Ella lo narra así: "Un
día durante la oración, vi una gran luz y de esta luz salían
rayos que me envolvían completamente. De pronto sentí un dolor
muy agudo en mis manos, en mis pies, y en mi costado, y sentí el
dolor de la corona de espinas, pero esto fue sólo por un tiempo
bien corto"
Tiempo mas tarde, cuando Santa
Faustina se enfermó de Tuberculosis experimentó nuevamente los
sufrimientos de la Pasión del Señor repitiéndose todos los
Viernes y algunas veces cuando se encontraba con un alma que no
estaba en estado de gracia. Aunque esto no era muy frecuente; los
sufrimientos duraban poco, pero eran dolorosos, y no los hubiera
soportado sin una gracia especial de Dios.
Después de haber pasado por
la escuela del sufrimiento durante gran parte de su vida, y de su
larga enfermedad de tuberculosis, murió el cinco de octubre de
1938, su funeral tuvo lugar dos días mas tarde, en la Fiesta de
Nuestra Señora del Rosario que aquel año fue primer viernes de
mes.
Apóstol de la Misericordia
En la biografía de Santa
Faustina se cuenta, que el Señor le recordaba frecuentemente Su
deseo que se establezca la Fiesta de la Divina Misericordia. Ella
ofreció una novena por esta intención y el 23 de marzo de 1937,
martes de Semana Santa, el séptimo día de la novena Santa
Faustina tuvo la siguiente visión: "De pronto la presencia
de Dios me invadió e inmediatamente me vi en Roma, en la capilla
del Santo Padre y al mismo tiempo estaba en nuestra capilla...Yo
tomé parte en la solemne celebración, simultáneamente aquí y
en Roma...Vi al Señor Jesús en nuestra capilla, expuesto en el
Sacramento de la Eucaristía en el altar mayor. La capilla estaba
adornada como para una fiesta, y ese día todo el que quisiera,
podía entrar. La multitud era tan grande que la vista no podía
alcanzarla toda. Todos estaban participando en las celebraciones
con gran júbilo, y muchos de ellos obtuvieron lo que deseaban. La
misma celebración tuvo lugar en Roma, en una hermosa Iglesia, y
el Santo Padre, con todo el clero, estaban celebrando esta Fiesta,
y entonces súbitamente yo vi a San Pedro, que estaba de pie entre
el altar y el Santo Padre...Entonces de repente vi como los dos
rayos, como están pintados en la imagen, brotaron de la hostia y
se extendieron sobre todo el mundo. Esto duró sólo un momento,
pero pareció como si hubiese durado todo el día, y nuestra
capilla estuvo repleta todo el día, y todo el día abundó en júbilo.
Luego, vi en nuestro altar, al Señor Jesús vivo, tal como luce
en la imagen. Luego, en un instante me encontré de pie cerca de
Jesús, y me paré en el altar junto al Señor Jesús, y mi espíritu
estuvo lleno de una felicidad tan grande...Jesús se inclinó
hacia mí y dijo con gran bondad, ‘¿Cuál es tu deseo
Hija mía’ Y yo contesté, ‘Deseo que toda adoración
y gloria sean dadas a Tu Misericordia’. ‘Yo ya estoy
recibiendo adoración y gloria por la congregación y la celebración
de esta Fiesta: ¿Qué más deseas?’ Entonces yo miré a
la inmensa multitud que adoraba la Divina Misericordia y le dije a
Jesús, ‘Jesús, bendice a todos aquellos que están reunidos
para darte gloria y venerar Tu infinita misericordia’. Jesús
hizo la señal de la cruz con su mano y esta bendición fue
reflejada en las almas como un rayo de luz"(1044-1049).
Muchos ven esta visión en respecto a la canonización de Santa
Faustina. Jesús le mostraba a su apóstol los frutos de su
trabajos y sufrimientos.
En 1997 el Papa Juan Pablo II
hizo una peregrinación a la tumba de la Beata Santa Faustina en
Polonia, le llamó "Gran apóstol de la Misericordia en
nuestros días". El Papa dijo en su tumba "El mensaje de
la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mi como algo muy
querido..., en cierto sentido forma una imagen de mi
Pontificado."
Santa Faustina fue canonizada
el 30 de abril del 2000, siendo la primera canonización del año
jubilar.
Del Diario de Santa
Faustina
En el momento en que el obispo
me puso el anillo, Dios penetró todo mi ser...Desde los votos
perpetuos mi relación con Dios se hizo mas estrecha que nunca.
Siento que amo a Dios y siento también que El me ama. Mi alma,
habiendo conocido a Dios, no sabría vivir sin El. -Diario 254
Oh Jesús mío, Tu sabes que
desde los años mas tempranos deseaba ser una gran santa, es
decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna alma Te
amó hasta ahora -Diario 1372
Ni gracias, ni revelaciones,
ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace
perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos
dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la
sustancia ni la perfección. -Diario 1107
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