Carmelitas
Teresianos de la Divina Misericordia |
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SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS
Carmelita
descalza y Doctora
de la Iglesia
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La
vida de Santa Teresita es tan sencilla como maravillosa. Nunca
hizo nada fuera de lo ordinario, pero todo lo hizo con
extraordinario amor. Y es precisamente, este camino de pequeñez
lo que la ha hecho grande a los ojos de la Iglesia. Vivió tan sólo
24 años y no pisó nunca un aula universitaria, ni siquiera
traspasó los muros del convento del Carmen de Lisieux, donde
ingresó a los 15 años; y aún así esta joven carmelita es
considerada una de las más grandes maestras de espiritualidad de
todos los tiempos.
Su
historia es la de un alma sencilla y profundamente humilde que
encontró en el amor la clave de la existencia humana. Aunque
breve, su vida fue un testimonio permanente del inmenso valor de
la oración y de los pequeños actos realizados por amor. Tanto es
así que gracias su acción oculta y silenciosa llegó a
convertirse en patrona universal de las misiones sin haber salido
nunca del convento.
El
ejemplo de Santa Teresita nos invita a una santidad sin
complicaciones, que aprovecha cada instante de la vida cotidiana
para amar y para servir a los demás. La suya no es una doctrina
académica, sino una doctrina de vida que propone el camino de la
infancia espiritual, la confianza absoluta en Dios y el total
abandono en su amor misericordioso.
Como
ella misma lo dijo alguna vez: "Permanecer pequeño es
reconocer la nada de uno, esperarlo todo de Dios, como el niño lo
espera todo de su padre; no inquietarse por nada, no procurar
llegar a ser rico... Ser pequeño significa también no atribuirse
a sí mismo las virtudes que se practican juzgándose capaz de
algo, sino reconocer que Dios pone ese tesoro de virtud en la mano
de su hijito para que se sirva de él cuando lo necesite...
Consiste, en fin, en no desanimarse por las propias faltas, pues
los niños caen a menudo, pero son demasiado pequeños para
hacerse mucho daño".
En
un mundo como el nuestro, racionalista y cargado de hedonismo, la
sencillez de esta Santa resulta de una eficacia única para
esclarecer el espíritu y el corazón de los que tienen sed de
verdad y de amor.
En
1997, el Papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia,
convirtiéndose así en la más joven de todos los merecedores a
este prestigioso reconocimiento reservado a hombres de la estatura
espiritual de Santo Tomás de Aquino, San Agustín o San Juan de
la Cruz. Santa Teresita es nuestra más amada Santa y Hermana de
la Iglesia. |
Publicado por Sistemas Edenia Internacional - Costa Rica